Ver cómo el president del País Valencià, Carlos Mazón, del PP, dimitía porque se siente la víctima de las protestas de los familiares que hace un año perdieron los seres queridos —hasta 229– en las riadas que asolaron la huerta sur de Valencia por culpa de la incompetencia y la negligencia del personaje y descargaba toda la responsabilidad en el Gobierno español de Pedro Sánchez, líder del PSOE, es el súmmum del cinismo, es la viva y triste demostración de que España es un país de caraduras. En cualquier otra democracia de verdad, el responsable político de la desgracia se habría ido al instante . Aquí ha tenido que pasar un año y todavía lo ha hecho, obviamente, de mala gana, forzado por unas circunstancias que ya no se aguantaban por ningún lado y que hacían caer la cara de vergüenza a
Feijóo o lo contrario que se espera de un líder político
El Nacional.cat3 hrs ago
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