El pasado no perdona y todo lo que el presidente Gustavo Petro y los militantes del Pacto Histórico criticaron con dureza antes, hoy se les devuelve en un efecto búmeran de la política, que muestra, una vez más, que la distancia entre la comodidad de la oposición y el fervor de la campaña, y el gobernar para dar resultados, es grande.

El bombardeo del pasado 10 de noviembre en Calamar (Guaviare) contra las disidencias al mando de “Iván Mordisco”, que dejaron siete menores muertos, tiene hoy al Gobierno y a sus congresistas dorando la píldora que antes no dudaron en calificar de “crimen de guerra”.

Así mismo, pone de presente una realidad en el país: los menores de edad están en medio del conflicto y para grupos criminales y terroristas son casi que un “activo estratégico”, por lo cual no

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