Por: Felipe Rodríguez Espinel
La muerte de siete niños en Guaviare no es simplemente una estadística militar. Es la fotografía más brutal de un fracaso colectivo que nos interpela a todos los colombianos, sin importar banderas políticas o ideologías. Estos menores, murieron el 10 de noviembre en un bombardeo ordenado desde la Casa de Nariño contra campamentos de las disidencias de Iván Mordisco.Lo primero que salta a la vista es una contradicción inaceptable. El presidente Petro afirma que no sabía de la presencia de menores en el objetivo militar. Sin embargo, su propio ministro de Defensa, reconoció públicamente que la inteligencia militar había advertido sobre la alta probabilidad de encontrar niños en ese campamento.
¿Cómo es posible que el comandante supremo y su ministro cuenten ve

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