Ponerse el reloj en la muñeca izquierda es casi automático para la mayoría, pero detrás de este gesto hay una historia sorprendente que mezcla guerra, ergonomía y evolución tecnológica.

1. Origen militar en la Primera Guerra Mundial

Hasta principios del siglo XX, los hombres usaban principalmente relojes de bolsillo, mientras que los de pulsera eran considerados un accesorio femenino. Todo cambió en 1914, con el inicio de la Primera Guerra Mundial.

Los soldados necesitaban consultar la hora sin dejar de sostener el arma, y la muñeca izquierda resultaba más práctica para los diestros, que podían mantener la derecha en el fusil. Así, la necesidad de precisión y rapidez en las trincheras convirtió al reloj de pulsera en un instrumento esencial.

2. Menor riesgo de golpes

El brazo izquie

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