En el Barça se ha producido un giro inesperado que ha sorprendido a parte de la dirección deportiva. El club llevaba meses monitorizando a Victor Osimhen , el delantero nigeriano del Galatasaray , una de las sensaciones ofensivas de la temporada. Deco lo tenía marcado en rojo: potencia, calidad técnica, una velocidad demoledora y un físico que solo unos pocos privilegiados poseen. Todo encajaba. Osimhen parecía el candidato perfecto para liderar el ataque del Barça en el nuevo proyecto. Pero algo se ha torcido.
La realidad es que Hansi Flick ha sido tajante. No lo quiere. Ni ahora ni en verano. Y el motivo no es futbolístico, porque en ese terreno reconoce que Osimhen es un auténtico animal competitivo capaz de marcar diferencias en cualquier liga. El problema es otro.
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