En el punto más alto del fenómeno Muñeca Brava, Natalia Oreiro tomó una importante decisión: compró su primera casa en Buenos Aires. Tenía apenas 21 años y ya era una figura central del entretenimiento rioplatense. La propiedad elegida no era una vivienda estándar, sino una mansión de valor histórico ubicada en uno de los pasajes más emblemáticos y escondidos de la ciudad.
La casa, construida en 1887 por la reconocida familia Alvear, atrapó a Oreiro desde el primer momento. La actriz describió aquella visita inicial como “amor a primera vista”. La residencia se convirtió rápidamente en su refugio, un espacio donde convivían arte, arquitectura y una energía que, con el paso de los años, terminaría atrayendo a fanáticos de distintas partes del mundo.
La mansión cuenta con 480 metros cuadra

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