Hay una melodía que cuando suena te recuerda al amado o la amada. Aquel momento en que se conocieron, en que lo bailaron, en que rompieron. Una canción que cuando se vuelve a oír te estruja el corazón y te sentís la persona más cursi del mundo. El oído te hace jugarretas: “nuestra canción” te asalta en los momentos y lugares más inesperados. Puede que estés en la sala de espera del odontólogo, en un Uber o en un shopping ¡y suena!

Momento hierático si los hay: te quedas sobrecogido un instante -¡aunque más no sea un instante!- porque el recuerdo feliz o de la pena intoxica tu cuerpo . “Nuestra canción” tiene el efecto del perfume, de los olores, y del sabor a la manera proustiana. De pronto, muerdo un bollito, una magdalena, y estoy en el reino de la infancia. Y todo vuelve. (Es el m

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