En setiembre, cuando nadie imaginaba la caída del desastroso régimen de Dina Boluarte , el PBI nacional creció 3.94%, respecto del mismo mes del año pasado, una tasa relativamente alta pero que, en general, no fue respuesta a la política gubernamental dictada desde Lima –pues básicamente no había–. Por ejemplo, agro y pesca se expandieron debido a las buenas condiciones climáticas, mientras que construcción registró una tasa de 10.24%, principalmente debido al componente privado (11.15%), en tanto que las obras del sector público avanzaron 8.55%, aunque gracias a la inversión de gobiernos regionales y locales, pues la del Gobierno nacional, que incluye a ministerios y sus programas de gasto de capital, se desplomó (20.44%).

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