Si EE UU se mete en Venezuela, Colombia pagaría una factura enorme, una ola de refugiados se sumaría a los casi tres millones que residen aquí

En marzo de 2003 el presidente George W. Bush invadió Irak. Un fulminante ataque aéreo bajo el nombre de shock and awe —conmoción y pavor—, en solo unas horas miles de bombas arrasó Bagdad; ministerios, puentes, plantas eléctricas, hospitales y redes de agua quedaron destruidos. La ciudad que alguna vez fue orgullo de la antigüedad quedó en ruinas.

La suerte de Irak la había decretado Bush un año antes al dirigirse al Congreso de los Estados Unidos con su discurso sobre el Estado de la Unión, cuando aún se respiraba miedo y fervor patriótico por los atentados del 11-S. Aquella noche acuñó una expresión, el “Eje del Mal”. Con esas palabras señaló

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