En Uzbekistán, la primera Bienal de Bukhara celebró su edición inaugural bajo el tema “Recetas para corazones rotos” , inspirado en un relato sobre Ibn Sina.

Más de 70 instalaciones de artistas de más de 40 países se distribuyeron por monumentos históricos de la ciudad, como madrasas y mezquitas restauradas.

Esta bienal desafió el modelo tradicional de exposición: en lugar de museos, las obras se integraron directamente al patrimonio urbano, fomentando un diálogo profundo entre arte contemporáneo y tradición local.

Algunos trabajos destacados incluyeron laberintos arquitectónicos, piezas que evocan la artesanía uzbeka y creaciones que invitan a la contemplación y al sanamiento emocional, reforzando la identidad cultural de la ciudad.

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