“Vivía de agregada con mis dos hijas y mi marido”, comenzó. La familia estaba en el Fonavi, en una pequeña casa de sus padres. “ Mis papás dormían en el suelo para que yo pudiera tener la cama con mis hijas ”, recordó. Cuando su padre ya estaba grande y el espacio se volvió imposible, tomaron una decisión difícil: mudarse a un terreno en barrio Centenario, donde recién empezaban a dividirse los lotes.

Ahí levantaron un rancho con lo mínimo. “No teníamos puerta, era una cortina. No estaba terminado cuando nos tuvimos que mudar”, contó Alicia.

Las primeras lluvias fueron un golpe duro: se inundaron y acomodaron a las nenas en la parte alta de una cucheta para que no se mojaran. No tenían agua corriente y acarreaban baldes. Para tener baño hicieron un pozo. “Era imposible pagar un alquile

See Full Page