Ilona Biskup, una mujer de 62 años que trabajó durante más de tres décadas como azafata y logró comprar un apartamento frente al mar, enfrenta ahora una situación económica inesperadamente precaria. A pesar de recibir una pensión por discapacidad de US$2.000 mensuales, ese ingreso no le alcanza para cubrir sus necesidades básicas, por lo que acude desde hace cuatro meses al banco de alimentos Feeding South Florida. Tras años de independencia y estabilidad, pedir ayuda alimentaria ha sido un golpe emocional que nunca imaginó vivir.

Su empobrecimiento se originó en una cadena de problemas de salud que consumieron sus ahorros: un cáncer de seno en 2014, un segundo tumor en 2019 y, más recientemente, un diagnóstico de Parkinson. Aunque tuvo seguro médico, los costos adicionales de cirugías, t

See Full Page