El Vaciadero Municipal de Río Gallegos está colapsado y la Municipalidad lo dejó a su suerte. Lo que hoy ocurre en el basural no es un problema operativo: es un colapso estructural, un derrumbe sanitario que se veía venir y que el intendente Pablo Grasso eligió ignorar mientras sigue gastando en fiestas, escenarios y shows como si la ciudad estuviera en su mejor momento.
Mientras la basura crece como una montaña sin control, hace dos semanas que ninguna máquina toca el suelo del vaciadero. Dos semanas de parálisis absoluta. No hay compactación, no hay trabajo, no hay nada. Solo toneladas de desechos pudriéndose al aire libre.
¿Por qué? Porque toda la maquinaria está rota, destruida por años de falta de mantenimiento. Y porque los proveedores-tanto los que reparan como los que alquilan eq

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