El despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe está generando un creciente apoyo logístico y diplomático de varios países de América Latina, en medio de la presión sobre el Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. Este despliegue, que comenzó en agosto, ha sido justificado por Washington como una medida para combatir el narcotráfico, aunque ha dejado más de 80 muertos en ataques a embarcaciones, sin que se presenten evidencias que respalden estas afirmaciones.

Trinidad y Tobago se ha mostrado como el aliado más firme de EE.UU., dado su proximidad a Venezuela. La primera ministra, Kamla Persad-Bissessar, expresó su apoyo a las maniobras estadounidenses y advirtió que, en caso de un ataque de Venezuela a Guyana, permitiría el acceso a las fuerzas estadounidenses para la defensa. “A mí, junto con la mayor parte del país, me alegra que el despliegue naval estadounidense esté teniendo éxito en su misión”, afirmó Persad-Bissessar. Sin embargo, el Gobierno de Venezuela ha calificado estas acciones como provocaciones hostiles y ha suspendido acuerdos bilaterales de gas.

Guyana también ha respaldado el despliegue militar, enfatizando la necesidad de un enfoque colaborativo para combatir la delincuencia organizada. Las tensiones en la frontera entre Venezuela y Guyana han aumentado debido a disputas territoriales, especialmente tras un referendo impulsado por Maduro en 2023. El almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur de EE.UU., visitó Guyana para discutir la seguridad regional.

En El Salvador, un avión de ataque AC-130J fue avistado en la base de Comalapa, lo que marca un cambio en el uso de esta instalación, que anteriormente solo albergaba aeronaves desarmadas. Este avión, que puede llevar misiles y cañones, permitirá a EE.UU. ampliar su vigilancia en el Océano Pacífico, donde se trafica gran parte de la cocaína hacia Estados Unidos.

Panamá, aunque sin fuerzas armadas desde 1990, ha sido escenario de entrenamientos militares estadounidenses. El presidente José Raúl Mulino ha intentado distanciar a su país de cualquier implicación en acciones hostiles contra Venezuela, asegurando que las maniobras son parte de acuerdos de cooperación bilaterales.

República Dominicana también se ha alineado con EE.UU. en la lucha contra el narcotráfico, anunciando acciones conjuntas con la DEA. Recientemente, las autoridades dominicanas interceptaron embarcaciones con grandes cargamentos de cocaína, en el marco de la Operación Lanza del Sur, que está vinculada al despliegue militar estadounidense en la región.

Puerto Rico, aunque no es un país independiente, juega un papel crucial en esta situación, al ser el centro de operaciones de EE.UU. en el Caribe. La colaboración entre estos países y Estados Unidos refleja un panorama complejo en la lucha contra el narcotráfico y las tensiones geopolíticas en la región.