Los habitantes de Tula y otros seis municipios de Hidalgo viven desde hace años entre olores químicos, aguas negras provenientes de la Ciudad de México (CDMX) y los desechos tóxicos de una termoeléctrica.

Mientras tanto, el proyecto que prometió el gobierno anterior para reducir la contaminación sigue sin avances reales, según denuncian vecinos y organizaciones ambientales.

Lo peor es que las consecuencias ya se reflejan en la salud de las familias, especialmente con casos de cáncer que, aseguran los habitantes, están ligados al grave deterioro ambiental.

Afectaciones a la salud por residuos de la termoeléctrica en Hidalgo

Irma Mendoza recuerda con voz baja cómo el cáncer golpeó a su familia:

“Primero se enfermó mi mamá, le dio cáncer de mama. Después siguió mi hija… y hace seis meses

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