Hay algo casi mágico en contemplar Madrid desde las alturas. Las terrazas de la ciudad tienen un encanto especial durante todo el año, pero cuando llega el frío y se encienden las primeras luces navideñas , ese magnetismo se multiplica. Si a esa estampa añadimos la posibilidad de cenar dentro de un iglú cálido y privado, bajo un cielo estrellado y con la Milla de Oro extendiéndose a nuestros pies, el resultado es uno de esos planes que se recuerdan toda la vida.

Este invierno, regresan los iglús de Picos Pardos Sky Lounge a la azotea del BLESS Hotel Madrid para convertir las noches madrileñas en un pequeño ritual de invierno. La propuesta, ya imprescindible en la temporada fría de la capital, vuelve cargada de encanto, sabores de montaña y vistas que parecen sacadas de una

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