El presidente Porfirio Díaz Mori protagonizó la dictadura más prolongada que registra la historia de México: 1876-1911. La tarea primordial de su gobierno fue mantener la paz y promover el desarrollo, lo que dio pauta a una bonanza económica sin precedentes desde la época colonial. En Querétaro esta era de paz y progreso la replicó el gobernador Francisco González de Cosío (1880-1883/1887-1911), quien, por su parte, emprendió la modernización del estado.
A finales del siglo XIX, Querétaro era un estado progresista, tranquilo y obediente a los principios porfiristas, pues vivía la época más próspera de su historia desde el periodo virreinal. El florecimiento de la cultura y el arte fueron fiel reflejo del auge económico que se vivía, al que sólo tenían acceso la elite gobernante y la alta

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