Leónidas y su pequeño ejército llegaron a las Termópilas. De inmediato, el rey espartano tomó nota de dos situaciones sumamente graves: el resto de los aliados griegos no habían acudido a la batalla y, peor aún, si los persas descubrían el sendero de Anopea —un camino alterno entre las montañas— perderían toda ventaja y sucumbirían.
Imaginemos el estrecho: un tramo de kilómetro y medio, limitado al norte por un desfiladero que caía al mar y, al sur, por una inmensa cordillera que se elevaba como muralla. En medio, el paso de las Termópilas, un sendero angosto de entre 15 y 30 metros que solo permite una formación militar en fila. Al oeste estaba Jerjes, rey persa, al mando de 180 mil hombres de infantería, 60 mil jinetes y 600 navíos.
Al otro extremo se hallaba Leónidas, elegido como rey

El Diario de Chihuahua

Raw Story
Mediaite
PC World
The Conversation
People Top Story
AlterNet
RadarOnline