Con tanto por hacer, ¿por qué cada vez nos cuesta más concentrarnos?

Vivimos expuestos a una avalancha de estímulos y micro-interrupciones que fragmentan la atención, elevan el estrés y erosionan la satisfacción con el trabajo. Defendemos una idea sencilla y poderosa: proteger el foco y diseñar pausas conscientes no son lujos, sino estrategias preventivas para reducir el desgaste que desemboca en burnout.

La Organización Mundial de la Salud lo define como un fenómeno ocupacional derivado del estrés crónico no gestionado, caracterizado por agotamiento, distancia mental/cinismo y eficacia reducida.

Una parte importante de nuestro cansancio no viene de “hacer mucho”, sino de cambiar de tarea demasiadas veces. La psicología cognitiva lo llama “coste por cambio de tarea”: al alternar entre a

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