Surgida en julio en el occidente de Cuba, una epidemia de chikunguña se ha extendido por toda la isla, con casos disparados en las últimas semanas en un contexto de falta de higiene, alimentos y medicinas.
“Me duele dondequiera” y “no puedo caminar”, se lamenta Pilar Alcántara, de 81 años, que vive sola en el barrio de Jesús María, en La Habana Vieja, mientras permanece postrada en el sofá de su casa.
Alcántara fue una de las últimas en contraer chikunguña en su cuadra, donde algunos vecinos que enfermaron hace un mes e incluso más aún se quejan de dolores articulares y de otras secuelas.
“Aquí le ha dado a todo el mundo”, asegura a la AFP Eva Cristina Quiroga (74), mientras espera en la entrada de su edificio que transcurran los 45 minutos que los cubanos deben aguardar después de una

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