La jerarquía católica mexicana criticó ayer a un gobierno que ha hecho en siete años lo que la Iglesia no hizo en cinco siglos: mejorar la vida material de los pobres. El reclamo sería válido si viniera de una institución coherente. Pero el obispado carga una historia que lo desautoriza: privilegios, silencios, pactos con el poder y un archivo largo de omisiones morales. Protección institucional de pederastas, por ejemplo. No son jueces: son parte del problema.
Desde la Conquista, la Iglesia bendijo la desigualdad. Poseyó tierras, cobró diezmos, justificó virreinatos abusivos y avaló haciendas donde el campesino era mano de obra cautiva. Luego apoyó a porfiristas, presidentes corruptos, militares represores y empresarios que hicieron fortuna sobre la miseria.
Ahora acusan corrupción, vio

La Jornada Veracruz

Latinus
Raw Story
Atlanta Black Star Entertainment
Newsweek Top
CBS News
The Babylon Bee