La administración de Donald Trump ha puesto en marcha la operación militar más agresiva en América Latina desde la invasión de Panamá en 1989. Bajo el nombre de Operation Southern Spear (Lanza del Sur), el Gobierno estadounidense ha desplegado en el Caribe y el Pacífico un portaaviones nuclear, grupos de ataque navales, aeronaves de vigilancia, drones armados y sistemas robóticos de interdicción letal contra embarcaciones que considera vinculadas al narcotráfico. El operativo introduce una ruptura drástica con la estrategia antidrogas de las últimas tres décadas y redefine los límites de la actuación militar estadounidense en la región.

Para Colombia, país históricamente entrelazado con la política antidrogas de Estados Unidos, la nueva doctrina plantea desafíos que trascienden lo militar

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