La idea común de que “hacer más ejercicio te hará dormir mejor” resulta ser una verdad incompleta. Estudios recientes muestran que no solo importa moverse, sino el tipo de actividad, su intensidad y el momento del día en que se practica. La ciencia revela cuatro hallazgos clave que transforman la relación entre el ejercicio y el sueño.
El entrenamiento de fuerza es más eficaz que el cardio, especialmente en adultos mayores. Investigaciones muestran que los ejercicios de resistencia, como levantar pesas, mejoran significativamente la calidad del sueño más que actividades aeróbicas como caminar o nadar. En adultos mayores de 60 años, el entrenamiento de fuerza mejoró los índices de sueño hasta un 35% más. Esto se debe a que el esfuerzo muscular envía señales al cerebro que

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