La historia del secuestro del cuerpo de Eva Perón sigue siendo uno de los episodios más oscuros y enigmáticos de la política argentina. Tras su muerte en 1952, su figura se convirtió en un símbolo de resistencia y culto popular, lo que llevó a la dictadura de la autodenominada "Revolución Libertadora" a decidir que su cadáver debía ser retirado de la sede de la CGT para evitar que se transformara en un lugar de peregrinación.
El 22 de noviembre de 1955, un comando militar encabezado por el teniente coronel Carlos Eugenio Moori Koenig ejecutó la orden y dio inicio a un recorrido clandestino que marcaría la memoria colectiva del país por atentar contra una de las referentes políticas más importantes de la historia. El destino inicial del cuerpo fue incierto, aunque las órdenes oficiale

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