El sexto triunfo del holandés, facilitado por una mala salida del británico, no impide que el de McLaren pueda coronarse la semana que viene, en Qatar

McLaren y Lando Norris están jugando con fuego o peor aún, con Max Verstappen, el animal competitivo más voraz de la historia de la Fórmula 1 además de un chiflado de las carreras; una combinación que le convierte en el elemento más peligroso de la parrilla. Si alguien tiene eso clarísimo es Norris, que este sábado por la noche, en un escenario tan estrafalario como Las Vegas, pudo dejar el Mundial prácticamente sentenciado, pero terminó complicándose la vida de forma innecesaria. La sexta victoria del curso del buque insignia de Red Bull no tiene seguramente el efecto alborotador que muchos desearían para el bien del espectáculo, pero de

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