La imagen fundamental de la capilla ardiente de Franco en el Palacio Real fue la de ese ciudadano que con los brazos en cruz lanzaba proclamas de lamento ante el cadáver del dictador (minuto 8.28 del vídeo de abajo). Pura telerrealidad. Un momento imprevisto y espontáneo que nunca habían visto entonces los espectadores de TVE. Una cadena pública, cadena y media, que no daba voz fresca a la calle. Las horas prolongadas del velatorio televisivo de Franco, hace ahora medio siglo, furon el primer reality, sin que nadie pudiera definirlo así, que se vivió en las pantallas españolas durante horas y horas. Conexiones con el féretro y el momificado rostro del anciano, ante una sucesión infinita de rostros anónimos, sin comentarista, con el sonido ambiente de la estancia. Tres cámaras fijas que s

See Full Page