Corrupción, ignorancia, dejadez, inacción. Son algunas de las palabras que pueden utilizarse para explicar y entender porque hace 40 años la localidad de Epecuén quedó debajo de las aguas de La Encadenadas.
El pueblo de 1.500 habitantes que tenía al turismo como modo de vida estaba siempre al borde a la catástrofe. Un terraplén de cinco metros de altura era su única defensa para contener el agua.
Una página oscura rodea la gestión de la Dirección Hidráulica Provincial, que poco y nada hizo para evitar el penoso final y que además jamás rindió cuentas del uso que le dio a millones de pesos destinados a proteger a esta ciudad mediante la construcción de sistemas de drenaje.
La respuesta de porqué se llegó a semejante final no es simple. Fue una combinación de factores naturales y humanos.

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