Por Ramiro Melucci

Fueron más de dos meses. Desde antes de las elecciones de septiembre hasta después de las de octubre. Guillermo Montenegro dejó hacer. Leyó que se venían algunos cambios en el organigrama municipal. Escuchó que se pensaba formar un gabinete sub 40. Se enteró de las reuniones en las que se barajaban nombres para el próximo gabinete.

Algo de lo que leyó, escuchó o se enteró no le gustó. Las versiones difieren en este punto. Hay quienes sostienen que no fue un simple enojo, sino que enfureció. Y en los primeros días de noviembre decidió intervenir.

El intendente cortó en seco los rumores de cambio. Fue su futuro reemplazante, el concejal del PRO Agustín Neme, el encargado de ratificar la continuidad de la gestión.

Cerca del jefe comunal dicen que nunca estuvo en los

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