Europa revela un rostro distinto durante el invierno , cuando sus ciudades se transforman en escenarios de postal repletos de tejados nevados, luces cálidas y una atmósfera que invita tanto al descanso como a la aventura, informa Condé Nast Traveler .

Muchos viajeros dejan atrás destinos bañados por el sol para sumergirse en la belleza singular de la temporada fría. En este periodo, la mayoría de las grandes urbes ofrecen atractivos que resultan menos accesibles en verano: calles menos concurridas, precios más asequibles, festividades únicas y una oferta cultural que se vive de manera diferente bajo el frío .

Explorar estos lugares permite disfrutar de placeres sencillos como una taza de chocolate caliente, el bullicio de un mercado navideño o la serenidad de un paseo por ciudad

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