Las cuidadoras de hijos con discapacidad necesitan muchas cosas, apoyo material, medios económicos, derechos, cuidar su salud física y mental, respiros… pero, además, algo que lo que se habla menos y que necesitan todavía más: alguien con quien hablar, que las escuche, sentirse comprendidas… En definitiva, sentirse menos solas.

En todo eso, aunque siempre ayuda tener apoyo externo, las administraciones tienen poco que aportar, es más una cuestión de tribu, de comunidad, algo que saben muy bien en Madres sin límites, una preciosa iniciativa que nació hace cuatro años y que se ha convertido en el refugio emocional de cientos de madres cuidadoras de toda España, especialmente de la zona de Granada donde nació.

Aunque nació como una comunidad, como le gusta llamarla a Ana, su fundadora, hoy

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