Varias de las pasiones motoras de María Belmonte (Bilbao, 1953) están concentradas en este cautivador volumen de bello título: El murmullo del agua .

Es caminante incansable -y acaso sirena-, enamorada, por formación académica, de la cultura grecolatina clásica y, por sobre todas las cosas, devota del agua en todas sus formas.

Para María, el agua alcanza un valor máximo, casi sagrado, y nos llama a tomar conciencia, en estos tiempos, a quienes tenemos el privilegio de abrir un grifo y de disponer de ese recurso, como si nada, frente a los millones de personas en el mundo que, todavía, sufren su carestía.

El subtítulo del libro indica las vías principales de este recorrido: "Fuentes, jardines y divinidades acuáticas".

La charla que sigue continuación, desde Nápoles, Italia,

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