Mamá nos pegaba cada vez que tosíamos . Estaba tan desbordada con su vida, sobrepasada por sus propias emociones e incapaz de vivir con serenidad, que cualquier pequeña situación con el potencial de convertirse en un problema la perturbaba profundamente.

Una simple tos mía o de mi hermano la exasperaba. Claro, imaginaría muchos problemas potenciales: gripe, fiebre, consultas con el pediatra, inclusive tener que llevarnos a la guardia. Mejor cortar el síntoma de raíz y todo resuelto. Así se solucionaban los problemas en casa.

Desde muy chiquita fui aprendiendo a reprimir todo lo que sentía, no fuera cosa que generara algún conflicto. Mi casa se convirtió en un teatro porque todo lo que no era perfecto quedaba afuera. No había el menor margen de expresar lo que nos pasaba, a menos que fu

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