El estrés crónico, vivido durante la infancia, puede tener consecuencias para la salud que se prolongan durante décadas, y de esa manera influir, ya en la edad adulta, en los factores cardiometabólicos.

Una investigación encabezada por la Universidad de Duke en Estados Unidos, encontró vínculos entre los biomarcadores del estrés crónico en la infancia, y los resultados de salud en la edad adulta.

Un segundo artículo publicado en JNeurosci estudió cómo responde el cerebro ante imágenes de acoso, y determinó que provocan estados de alarma angustiosos, activando redes cerebrales sociales y emocionales, así como sistemas autónomos de respuesta a amenazas.

El estudio sobre el estrés en la infancia y su influencia en la salud adulta, analizó datos de una investigación que siguió a 1,420 niños

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