En Lima Norte , las tarjetas de pollada dejaron de ser un gesto de solidaridad para convertirse en el salvoconducto que evitaba represalias. Según las investigaciones de la División de Alta Complejidad (Diviac), Erick Moreno Hernández , alias ‘El Monstruo’ , utilizó la venta obligada de estas tarjetas como una fachada precisa para encubrir el cobro de cupos a transportistas y empresarios.

El sistema parecía sencillo, pero su estructura era minuciosa. Los cómplices del cabecilla ofrecían polladas o chuletadas supuestamente benéficas a S/20 por unidad, pero las víctimas eran obligadas a comprar paquetes de 20, 30, 40 y hasta 50 tarjetas. Aunque en algunos casos se entregaban cinco o diez polladas reales, los pagos debían cubrir la totalidad del paquete exigido.

El informe de Punto Fi

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