31 Minutos , el noticiero más absurdo de la televisión infantil latinoamericana nació en un canal público chileno hace 22 años, pero sobrevivió a su formato original. Se transformó en compañía teatral, banda en vivo, fenómeno de culto y, ahora, en una productora con proyectos propios para plataformas como Prime Video .

Detrás de ese proceso está Álvaro Díaz, uno de sus creadores , quien define el secreto del programa en una sola palabra: libertad. “En la televisión pública se cayó en la idea de educar como si fuera una extensión del colegio, y eso es muy aburrido”, dice.

En cambio, 31 Minutos apostó desde el principio por un humor sin solemnidad, construido con disciplina, ensayo y una ética artística que se niega a subestimar a los niños. A pesar del absurdo, hay complejidad. De

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