Han pasado cinco años desde que Diego Armando Maradona partió físicamente, pero su figura parece más presente que nunca. Cada 25 de noviembre, el planeta fútbol revive una fecha que dejó de ser un simple día del calendario para convertirse en ritual, el homenaje global a un hombre que cambió la historia del deporte, que tocó el cielo con los botines y se perdió mil veces fuera de la cancha, pero que aun así jamás dejó de ser amado.

Ese día, curiosamente, también falleció otra leyenda: George Best. Dos genios nacidos para jugar y condenados a convivir con sus propios demonios. Dos vidas paralelas que hicieron del talento una forma de arte… y del exceso, una ruta hacia la destrucción.

Un Diego irrepetible, incluso antes de ser Maradona

Diego no nació futbolista: nació fenómeno. A los 8 añ

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