Esta semana he descubierto a Blanca Rosa López. No podríamos decir que es una escritora olvidada; en su lugar cabría mejor la palabra “ignorada”, que no es lo mismo. Muy poca gente la recuerda y la ya extensa brecha de tiempo que ha surgido desde la concepción de su obra hasta la actualidad no hace más que acrecentar el problema.

Hay un pequeño detalle que ayuda a ilustrar la personalidad descrita: Blanca era hija de Eleazar López Contreras. Venezuela, por aquel entonces, vivía momentos de convulsión política y social. Fueron años de dos dictaduras —la gomecista y la perezjimenista— y transiciones fallidas hacia nuevas formas democráticas. Y allí, en ese panorama enrevesado, se encontraba la hija de quien fuera jefe de Estado, con sus respectivas discrepancias ideológicas.

De toda su obr

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