Con apenas 13 años, Ulises Bonina ya está jugando el partido más importante de su vida: donar médula para salvar a su hermano mayor, Pablo Bonina, futbolista de Puerto Deseado que lucha contra una leucemia. “Si es por vos, yo lo hago”, le dijo Ulises sin dudar apenas le propusieron la posibilidad de convertirse en donante compatible. Mientras Pablo se encuentra en Buenos Aires preparando el trasplante, la familia Bonina vive entre valijas, análisis médicos y una mezcla de esperanza y temor que solo el amor fraternal puede sostener.

Pablo Bonina siempre soñó con vivir del deporte. Jugó en las canchas de guijarros de Puerto Deseado, viajó cientos de kilómetros para perseguir pruebas, entrenó con frío, viento y horarios imposibles. Lo que nunca imaginó es que, en plena carrera futbolística,

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