Diego Armando Maradona murió el 25 de noviembre de 2020 y, sin embargo, sigue apareciendo todos los días donde siempre estuvo: en las paredes descascaradas de los barrios, en los altares improvisados en esquinas, en los santuarios de Nápoles y Fiorito, en las banderas que todavía se alzan cuando la pelota rueda. También en las marchas sociales, donde su rostro vuelve como un símbolo del que fue —y aún es— para los de abajo.
A cinco años de su fallecimiento, nos preguntamos si el duelo se transformó en otra cosa : quizá un fenómeno religioso, pagano y popular, que mezcla camisetas, rezos y goles repetidos en loop como si fueran estampitas. Para entenderlo, PERFIL conversó con voces atravesadas por su figura: la Iglesia Maradoniana —su devoción organizada, accidental y global— y F

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