Diana* aprende a caminar de nuevo. Es un designio que varias veces repitió: a los 18 años llegó desplazada a Buenaventura, en el Valle del Cauca, huyendo de las amenazas que la obligaron a dejar atrás el Chocó.

Entonces, tuvo que empezar su vida otra vez. Y volvió a ocurrir hace nueve años, cuando perdió la movilidad de sus piernas por una enfermedad huérfana.

Sin embargo, sonríe apacible. En el 2020 inició terapias que le devolvieron parte de la fuerza para caminar, ahora lo hace asistida por un caminador.

A sus 46 años, parte de la reconstrucción que hoy emprende tiene que ver con un negocio por ahora ubicado sobre un andén del barrio El Firme, en el noroeste de la ciudad portuaria, donde ofrece patacón, gualajo y pargo frito.

Su sueño es convertirlo en un local con techo y mesas, y

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