Proteger las creaciones humanas no es algo nuevo. Desde hace siglos se busca reconocer y resguardar el ingenio y la creatividad. Hoy hablamos de Propiedad Intelectual y Propiedad Industrial, conceptos que se formalizaron en el siglo XIX mediante acuerdos internacionales, aunque su historia comenzó mucho antes.

En el siglo XV, las invenciones se protegían mediante privilegios exclusivos otorgados por los monarcas. Innovaciones como embarcaciones más eficientes, procesos mineros o técnicas para fabricar vidrio marcaban la diferencia. Poco después, la imprenta moderna revolucionó la economía y la cultura: permitió producir libros en masa, llegar a más lectores, dar visibilidad a los autores y reconocer sus obras. Así surgió la necesidad de leyes que garantizaran la autoría y fomentaran la c

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