Por Alfredo Mansur

Observo con tristeza cómo los dirigentes de la AFA (Tapia, Toviggino, etc.) están destruyendo una de las pasiones más sagradas de los argentinos: el fútbol. Lo que el sábado pasado le hicieron a San Lorenzo de Almagro, como lo que le hicieron a Huracán la semana pasada, es literalmente un robo. Pero lo que más me duele es ver cómo cada vez más gente dice: “Cuánto nos está costando haber ganado el Mundial de Qatar”. Lo mismo duele ver a jugadores como Di María aceptar que se determine campeón a su equipo, cuando las reglas de juego al comenzar el torneo eran otras.

También es triste escuchar a muchos hinchas decir que Tapia y toda la runfla que lo rodea llegaron a donde están por la selección. Y que, si es así, esperan que en el próximo Mundial la Argentina no pase de

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