Las democracias no colapsan: se tapan, como un ducto que deja de respirar. Y cuando eso ocurre, la política queda a merced de las pulsiones más destructivas. Actualmente, la República Argentina enfrenta ese riesgo.

Un ducto es, en términos generales, un conducto diseñado para transportar algo de un punto a otro. Puede ser natural o construido por el ser humano y su función varía según el contexto.

El ducto democrático puede entenderse como la estructura institucional, procedimental y cultural que permite que la voluntad popular, el sistema de derechos y los límites al poder circulen efectivamente dentro del sistema republicano. De la misma manera que un ducto físico garantiza el flujo ordenado de aire, energía o información, el ducto democrático garantiza el flujo ordenado de legitim

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