En una hora la sala de juego será un homenaje al silencio, pero para eso hay tiempo. Son las 13.45 en la sede del Gobierno porteño, falta para el comienzo del 100° Campeonato Argentino de ajedrez y manda la distensión. Los jugadores se conocen y la preparación ya está hecha. Sólo resta sentarse y batirse a duelo. Pero antes hay tiempo para la joda.

“¡Qué tragedia!”, recibe el gran maestro Diego Flores al maestro internacional Pablo Acosta, enfundado en un saco. “Te alcanzó Fausti. Termina el torneo y te pasa”, lo chicanea por su estatura y la del prodigio de 12 años, que de un año a esta parte creció una enormidad. En altura y en ajedrez, claro está, porque donde va causa sensación y cautiva. Y rinde.

Foto: Matías Martin Campaya - CLARIN

Viene de lograr su primera norma de gran maestro

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