Kirill Tereshin, conocido internacionalmente como el “Popeye ruso”, saltó a la fama por su sorprendente transformación física tras inyectarse vaselina y synthol en los bíceps con el objetivo de alcanzar volúmenes extraordinarios y asemejarse al icónico personaje de dibujos animados. Con apenas 29 años, la historia de este exsoldado ha recorrido el mundo no solo por su apariencia singular, sino también por el dramático desenlace médico derivado de sus arriesgadas prácticas.
La búsqueda de unos bíceps fuera de lo común
La notoriedad de Tereshin se disparó en 2017, año en el que comenzó a aumentar el tamaño de sus brazos a través de la inyección de synthol , una mezcla aceite, analgésicos y alcohol utilizada por algunos culturistas para modificar la apariencia muscular de forma inmedi

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