A principios de noviembre de 2018, hace ahora siete años, vecinos de la Vila de Gràcia protagonizaron una importante movilización para evitar el derribo de las llamadas Casetes d'Encarnació , situadas en la calle del mismo nombre, y su jardín, presidido por una majestuosa encina bicentenaria, considerada uno de los árboles más longevos de Barcelona . La movilización surgió ante un plan privado para derribar los edificios existentes, casitas de planta baja más un piso, para sustituirlas por edificaciones modernas. A causa de la movilización, el Ayuntamiento de Barcelona entró en negociaciones con los propietarios que acabó con la compra municipal de la finca para destinarla a equipamientos.
Siete años después, la Plataforma Salvem l’Alzina ha expresado , por la vía de un comuni

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