MADRID (AP) — Pocos equipos experimentan el sufrimiento y el drama en la Liga de Campeones como el Atlético de Madrid y su entrenador Diego Simeone.
Incluso al ganar, como lo hicieron el miércoles por 2-1 sobre el Inter de Milán, el estratega argentino mostró su amplio repertorio de emociones agonizantes y extáticas en la línea de banda, vestido con su característica camisa, corbata y traje negros.
El Atlético terminó con el récord perfecto del Inter, de cuatro victorias consecutivas en esta Liga de Campeones, cuando el capitán uruguayo José María Giménez anotó con un cabezazo en el tiempo de descuento.
“Es un jugador importantísimo... uno de nuestros capitanes y lo necesitamos de esta manera", comentó Simeone en referencia a Giménez. “Nos transmite lo mismo que nos transmiten otros futbolistas en otras posiciones que también son tan importantes para nuestro equipo. Hay que tenerlo lo mejor posible para que nos siga dando todo esto que nos da”.
Un partido entre dos equipos que juntos han perdido cuatro de las últimas 12 finales de la Liga de Campeones se decidió por un gol similar al que le negó al Atlético su primer título en 2014.
Giménez se elevó para conectar un córner abierto con un potente cabezazo dirigido a la base de un poste, justo como lo hizo Sergio Ramos del Real Madrid en el tiempo de descuento hace 12 temporadas para enviar la final a tiempo extra. El Atlético terminó cayendo 4-1 esa noche en Lisboa y un furioso Simeone entró al campo durante el tiempo extra.
Esta vez, ver a su capitán anotar envió a Simeone en una carrera jubilosa por la línea de banda con ambos puños cerrados, mediante los que golpeaba el aire.
Media hora antes, Simeone había estado discutiendo cara a cara con el árbitro francés François Letexier, quien le mostró una tarjeta amarilla por discutir una decisión. Un ataque del Atlético fue detenido porque el defensor del Inter, Manuel Akanji, cayó tras recibir un balonazo en la cara.
Fue un espectáculo clásico del exmediocampista argentino que no ha perdido pasión al acercarse a los 14 años en el cargo. Es quizás el entrenador en el fútbol europeo que más refleja y simboliza la personalidad de su equipo.
Si algún club puede soportar la presión, es el Atlético, y su defensa tuvo que absorber 17 intentos del Inter, incluidos cinco que obligaron a intervenciones del portero Juan Musso.
Cinco de esos intentos llegaron en el inicio vertiginoso del Inter en el partido, que el Atlético interrumpió al tomar la delantera en el noveno minuto.
Ni siquiera eso fue fácil, después de que el gol original del argentino Julián Álvarez fue anulado por una posible mano de Álex Baena al dirigir el balón de regreso hacia la zona de peligro.
El Atlético tuvo que esperar una revisión de video de tres minutos para que Letexier revocara su decisión original y concediera el gol.
El Inter se lanzó sobre el Atlético al inicio de la segunda mitad, y un disparo de Nicolò Barella rebotó en el travesaño minutos antes de que Piotr Zieliński igualara el marcador con un disparo rasante que superó a Musso.
“Hay mucha decepción. Jugamos un gran partido”, expresó el entrenador del Inter, Christian Chivu.
El Atlético subió al duodécimo puesto en la tabla de 36 equipos con nueve puntos. Podría garantizar su avance a las etapas de eliminación directa con visitas próximas a PSV Eindhoven y Galatasaray, y un último partido en casa contra Bodo/Glimt.
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