En Asturias , los números retratan la desigualdad silenciosa que aún soportan muchas mujeres. La igualdad formal avanza, pero la realidad cotidiana sigue penalizando a las mujeres que cuidan . Es una realidad persistente: son ellas quienes asumen mayoritariamente el peso de los cuidados y del hogar y, por ende, son ellas las que, en mayor medida, renuncian a su desarrollo profesional y laboral. A su autonomía. Las encuestas y estadísticas revelan que las tareas del hogar y de los cuidados no remunerados siguen recayendo de forma desproporcionada sobre las mujeres.
Tanto en los trabajos domésticos –limpiar, hacer la compra, cocinar o planchar– como en el cuidado directo de familiares dependientes, ellas declaran una responsabilidad mucho más alta que los hombres. En concreto, cuando se

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