Entre los 40 y los 50 , muchas personas miran su agenda y sienten que su trabajo ya no las representa . No es un capricho ni una crisis pasajera: es la señal de una vida que pide propósito y coherencia entre lo que enciende por dentro y lo que se hace todos los días.
Hay un momento, generalmente después de los 40, en que el despertador suena igual… pero algo cambió. La casa, los chicos, las cuentas, el trabajo de siempre. Todo parece en orden, pero aparece una frase incómoda: “No sé si quiero seguir viviendo así los próximos diez años.”
No se trata de personas “malagradecidas” ni de la caricatura de la crisis de la mediana edad. Se trata de adultos que hicieron “lo que había que hacer” : estudiar, trabajar, sostener familias, pagar deudas… y que ahora se encuentran con una preg

Río Negro News

The Hollywood Gossip
Edmonton Sun World