Muchas familias que enfrentan la pérdida por suicidio se hacen la misma pregunta: “¿Por qué no vimos las señales?” Un estudio reciente de la Universidad de Utah indica que, en algunos casos, no hay advertencias evidentes que alerten sobre el riesgo.

La investigación, publicada en JAMA Network Open, revela que cerca del 50% de quienes mueren por suicidio no tienen antecedentes de pensamientos o comportamientos suicidas, y muchos tampoco presentan diagnósticos de trastornos de salud mental como depresión.

Los científicos analizaron datos genéticos de más de 2.700 personas que se quitaron la vida y encontraron que aquellos sin signos previos de suicidio presentaban menos diagnósticos psiquiátricos y factores genéticos asociados a trastornos como la ansiedad y el estrés postraumático.

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